En mi sueño, lacerado en su pecho, corría a buscar un beso lleno de apuro. Un beso que nos unía en el calor de los cuerpos que se entrecruzan necesitandose sin demasiados motivos mas alla del deseo mismo.
Y ahora estremecidos en este día a día tan lleno de la tragedia del no sabernos solos. Como en mi sueño, nos buscamos, corremos, sin ese beso, apurados y vacuos. Y la laceración es este aire que nos asfixia al sentirnos tan libres y tan dependientes a la vez. Ya sin el ardor de la pérdida inmediata te llamo en silencio para acurrucarme en tu pecho.